Viruela del mono: un desafío para los podólogos y cómo protegerse eficazmente contra ella

25 de agosto de 2024
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La viruela del simio, también conocida como mpox , es una enfermedad viral que puede suponer un riesgo particular para los profesionales sanitarios, incluidos los podólogos. Si bien la transmisión de este virus se produce principalmente por contacto directo con lesiones cutáneas o por gotitas respiratorias durante el contacto cercano, el entorno de una consulta de podología puede propiciar una posible contaminación. Este artículo examina los riesgos específicos a los que pueden enfrentarse los podólogos y ofrece estrategias para una autoprotección óptima, garantizando al mismo tiempo la seguridad del paciente.

Viruela del mono: riesgos específicos en las consultas de podología

El trabajo de un podólogo implica contacto directo y prolongado con los pies y las piernas de los pacientes, que pueden presentar lesiones cutáneas, erupciones u otros signos de infección. En el contexto de la viruela del simio, los riesgos aumentan en las siguientes situaciones:

  • Contacto directo con lesiones cutáneas: La viruela del simio suele manifestarse como erupciones cutáneas que pueden aparecer en los pies o las piernas. Trabajar directamente en estas zonas expone al podólogo a un riesgo de contaminación si no se toman las precauciones adecuadas.
  • Manipulación de objetos potencialmente contaminados: Los instrumentos utilizados para la atención podológica, así como las superficies de trabajo, pueden convertirse en vectores de transmisión si no se siguen estrictamente los protocolos de desinfección.
  • Proximidad al paciente: Aunque la transmisión por vía respiratoria es menos común que por contacto directo, es importante protegerse en entornos cerrados como el consultorio médico donde las interacciones son cercanas.

Cómo protegerse eficazmente

Para reducir el riesgo de transmisión de la viruela del simio en la práctica, es fundamental adoptar medidas de protección estrictas:

  • Uso de guantes de nitrilo: Los guantes de nitrilo ofrecen una protección eficaz contra el contacto directo con lesiones infectadas. Deben cambiarse entre cada paciente y desecharse adecuadamente para evitar la contaminación cruzada.
  • Uso de una mascarilla FFP2: aunque la viruela del simio no se propaga fácilmente por el aire, se recomienda utilizar una mascarilla FFP2 para prevenir la transmisión a través de gotitas respiratorias, especialmente durante procedimientos largos o en espacios mal ventilados.
  • Desinfección rigurosa del instrumental: Todo el instrumental reutilizable debe esterilizarse entre cada uso. Las superficies de trabajo, las sillas y cualquier otro equipo que haya estado en contacto con un paciente deben desinfectarse después de cada consulta.
  • Protección de los ojos: Se recomienda el uso de gafas protectoras o protector facial para evitar salpicaduras accidentales de fluidos corporales infectados.
  • Gestión de residuos médicos: asegúrese de que los guantes, mascarillas y otros materiales de un solo uso se desechen en contenedores adecuados para residuos infecciosos.
  • Higiene de manos: El lavado regular de manos con agua y jabón, o el uso de desinfectantes de manos a base de alcohol, es esencial antes y después de cada contacto con un paciente o superficies potencialmente contaminadas.

Los podólogos deben estar especialmente atentos a los riesgos de la viruela del simio, debido a que su trabajo implica contacto directo con la piel de los pacientes. Siguiendo las recomendaciones sobre el uso de equipos de protección individual (EPI) y reforzando las medidas de higiene en la consulta, es posible minimizar el riesgo de transmisión sin dejar de brindar una atención de calidad. La seguridad de los pacientes y del personal es primordial, y esto exige un cumplimiento riguroso de los protocolos sanitarios.


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